lunes, 8 de diciembre de 2014

A walk among the tombstones o Cómo el cine policíaco de los setenta es inmortal

Acabo de llegar de ver A walk among the tomstones (Caminando entre tumbas), la nueva película protagonizada por Liam Neeson. Entré esperando divertirme con dos horas de plomo y coñazo y me encontré con una thriller oscuro que bien podría ser un clásico policial de los setenta, es decir, mucho más de lo que esperaba. Desde la primera escena, que recuerda bastante a la inmortal secuencia en las escaleras de French conection, estaba enganchado, esta cinta no trata de ser Taken 25 como su trailer te podría hacer creer, es una especie de homenaje al cine negro y gritty del que Hollywood tristemente se ha dejado, más cerca de Prisioneros (2013) que de The expendables.

La historia gira al rededor de un policía retirado y alcohólico recuperado llamado Matt Scudder (Neeson) que recibe 20 mil dólares por encontrar a una pareja de asesinos que se dedica a secuestrar, violar, torturar y asesinar una vez que obtienen el dinero del rescate a esposas de narcotraficantes. La premisa suena a dos horas de clichés propios del pequeño subgenero que son las películas protagonizadas por Liam Neeson en la última década, pero la dirección y guión a cargo de Scott Frank es tan impecable que logra evitarlos, incluso con el personaje de un joven indigente llamdo T.J que ayuda a Scudder en el caso, que en el 90% da las veces estaría fuera de lugar y existiría solo por comic relief, pasa más allá de los convencionalismos y presenta una buena contraparte para el estóico protagonista.

No voy a entrar en spoilers, pero quiero resaltar una escena, a mi parecer la mejor de la cinta, en la que el dúo de secuestradores encuentra a su próxima víctima (una niña de 14). El momento es tan simple como verla pasear un perro frente a la infaltable van de violador que manejan los villanos, pero el uso de la música y la dirección es tan genial que recuerda de manera muy tétrica a Hitchcock mostrando a una de sus rubias deslumbrantes en todo su esplendor, solo que en vez de tratarse de Grace Kelly es una niña inocente siendo observada como carnada sexual, una mezcla genial de erotismo y suciedad.

Honestamente no sabía mucho más del film que lo que dije al comienzo antes de entrar a la sala, no conocía el trabajo previo del director (muy escaso, pero como guionista si tiene una larga trayectoria) ni reconocí a ninguno de los actores aparte de Neeson, ni siquiera era mi primera opción para ver hoy y precisamente por eso se trata de una sorpresa tan agradable. La acción es mínima y no hace falta más, pues la ambientación oscura y atmosférica te mantiene en suspenso constante, las actuaciones son muy sólidas (en especial la de la pareja de antagonistas, que no son olvidables malos que existen únicamente para que Matt Scudder los mate, son psicópatas capaces de hacerte sentir incómodo) nadie resulta unidimensional gracias a un fuerte guión, pero lo que en verdad me alegró es redescubrir el cine oscuro y semi noir en la actualidad. El cine como el que hacían William Friedkin o Sidney Lumet hace 40 años sigue vigente en las pantallas del 2014, los setenta son inmortales y por mi pueden recrearlos con mucha más frecuencia.

sábado, 6 de diciembre de 2014

Desapego

En diez días me voy a México, donde suelo pasar las navidades. El sentimiento siempre es agridulce, por una parte es una oportunidad de ver familiares que no son parte de mi día a día, por otro lado el DF se convierte en una forma muy particular de aislamiento, una ciudad de más de 20 millones donde no conozco a nadie y nadie me conoce a mi, casi completamente opuesto a lo que ocurre en Valencia, donde inevitablemente todos están conectados por cuanto mucho unos dos grados de separación.

A menudo tengo ganas de irme y no volver, no solo porque la situación de Venezuela sea una mierda (realmente lo es) sino por esa inescapable necesidad de perderse y olvidarse de lo que te rodea, los lugares familiares pueden ser tóxicos si te quedas mucho tiempo y es más sano conservarlos como recuerdos, visitarlos a través de la nostalgia, el único sitio donde son perfectos. Esta vez, además, es distinto, es la primera vez que voy con la convicción y la seguridad de que ese será mi destino una vez me gradúe, y ya comienza a dar miedo.

Todo lo anterior me lleva al tema central de esta publicación: el desapego como forma de vida. Sobre el desapego he tenido varias conversaciones con distintas personas y el consenso parece ser que solo es bueno en ciertas dosis moderadas, después de eso es solo una forma vacía de vivir, no eres el Ché teniendo aventuras en una moto por toda Sudamérica, eres solo un tipo sin nadie a quién llegar del trabajo, la universidad o donde sera que pasas tus días. Pienso en un amigo que ha vivido toda su vida adulta como emigrante, pienso en cómo lo ha marcado y sigue dando miedo, pero no por las razones que lo atormentan a él (creo). Me da miedo aferrarme al desapego como quien se aferra a una droga para poder sobrellevar la vida, echar raíces duele porque si las arrancan quedas medio muerto, pero es mejor que la alternativa, ¿Verdad?.

Le hacemos tanto asco a la soledad como forma de vida que pareciera que es una enfermedad terrible que no quieres que te contagien nunca, pero a algunas personas le funciona, algunas viven mejor así y al final es tan fácil estar solo en una ciudad llena de amigos y culos y conocidos que tal vez no sea tan complicado sentirse acompañado en una donde tengas que empezar desde cero.

Mientras tanto me preparo para cinco semanas de ver a mi papá y mi hermana, de despedir a la otra porque se quedará permanentemente, de salir poco y escribir mucho, de ir al cine dos veces por semana (bendito cine), de bajar al gimnasio que odio después de dos días, de comer y fumar más de la cuenta y de escribirle a mis amigos ebrio para desearle feliz año y decirles que los extraño. Básicamente me preparo para practicar como será mi vida dentro de poco tiempo. Concluyo que el desapego como mantra solo puede ser mentira porque hay cosas que no dejaré ir del todo y ya encontraré allá algunas otras a las que amarrarme como el suicida que se lanza al mar con cadenas, siempre nos hunden las cosas que no dejamos ir, pero el océano es una tumba insuperable.

domingo, 23 de noviembre de 2014

La mejor hora para tomarse un trago es a las cinco de una tarde de diciembre valenciana. No es de día, no es de noche, es sólo el momento más mágico y maldito que puedes encontrar para servirte un vaso de lo que sea y beberlo sólo o con quién sea. Con la cobija de una brisa un poco fría que sutilmente, en cada arremetida, va simplificándote la vida, y todo eso mientras el sol ya se ha escondido y lo que queda es sólo la agonía de la luz que tenuemente fue apagándose hasta dejarte en ese limbo. Y entonces, cuando sientas que Johnny Cash te empieza a sonar de fondo, es el momento de mirar por la ventana, que te envuelva ese tenue manto oscuro, que la brisa fresca invada tu pecho y en medio de una mirada a ese vacío, llenes el tuyo con ese primer sorbo y que después vengan los demás, a las cinco de una tarde de diciembre valenciana.

sábado, 1 de noviembre de 2014

Soy firme creyente de que todo lo que amamos nos va a dejar traumas en algún momento, y yo amo al cine.
Ayer fue Halloween, una de mis fiestas paganas favoritas, y aunque no terminó siendo así mi intención era dedicar el día (y la noche) a ver algunas de mis películas de miedo preferidas, lo que me puso a pensar, ¿por qué nuestra fascinación con asustarnos con lo que vemos en pantalla? lo obvio es decir que por la adrenalina, incontables veces hemos escuchado a un director decir que su película es "como una montaña rusa", y tiene sentido, pero creo que si de verdad amas el cine va más allá, se trata del arte de traumatizarnos, de buscar que una película te meta un coñazo en el hígado de vez en cuando.

Mi película favorita es La naranja mecánica, y no porque sea la mejor película que he visto o necesariamente la más entretenida, es la película que cuando niño no pude terminar, la que apagué y nunca le dije a nadie porque yo tenía estómago para ver todo. Una de las que intento ver siempre en Halloween es El exorcista, la culpable de la mitad de mi ansiedad infantil. En cierta forma soy como un adicto intentando repetir el rush que me dieron estas cintas cuando las vi hace 10 o más años. Los niños tienen el don de la búsqueda permanente de cosas que los aterroricen, con el tiempo nos vamos volviendo un poco más cobardes, nos gustan más las cosas seguras, arriesgamos menos porque sabemos más.

Tal vez ver filmes que nos asusten o que nos dejen marcas es una forma de ser niños otra vez, de conectarnos con ese lado de nosotros que disfruta ser retado, de intentar ir un poco más allá. Es la parte de la infancia de la que casi no se habla y tal vez de las más interesantes, al final el cine es un poco jugar a ser otro, a vivir en otro lado, el cine es extrapolar tu vida por dos horas, la película más profunda es en esencia un acto juvenil.

Para la próxima "noche de brujas" en vez de ver Annabelle o Saw 24 intenten ver cualquier película relativamente inocente que les haya traumatizado la infancia, la experiencia seguramente va a ser más emocionante, es más, intenten ver una película que los haya hecho sentir incómodos porque se identificaban con algo con lo que no querían identificarse. Ir al cine aún puede ser una experiencia visceral, si buscas no solo entretenerte.

jueves, 16 de octubre de 2014

Carta de despedida (desempolvando viejos versos)

Porque he vuelto a ver en ti lo que inspira mi ternura,
porque un día viste en mi lo que espantó tu cordura,
porque las viejas amantes duelen cuando son amigas,
porque debí dejarte ir cuando seguía fresca la herida,
porque te he perdido el miedo con el paso de los años,
porque aunque a veces te sueñe ya no despierto temblando,
porque ya solo me asusta quedarme solo conmigo,
porque me mata la conciencia si te pago con hastío,
porque hace tiempo, querida, que te baje del altar,
porque odiarte siempre se me dio fatal,
porque hemos ido cambiando ya no puedo amarte más,
porque amo quien fui contigo, porque amo ese lugar,
porque me hiciste feliz, porque me enseñaste tanto,
porque te llevo conmigo aún cuando intento negarlo,
porque en calles empinadas fuiste amante adolescente,
porque adoré darte besos de las piernas a la frente.
Por todo esto, morena, te escribo a través del mar
estos versos a destiempo, esta espístola lunar
para exorcizarte un poco,
para arrepentirme menos,
espero seas muy feliz,
yo me largo con el viento.


miércoles, 8 de octubre de 2014

Promesas de marinero

No tengo más que dejarte
que promesas de marinero,
no tengo nada más que mirar
que las colillas con tu labial durmiendo en mi cenicero.
Y si estas cosas no bastan
te diré, mujer bendita,
que aunque quererte lo dejo para después,
es en ti en quien pienso cuando escribo,
es tu cuerpo el que calienta mis manos
cuando las entumece el frío.
Si te quedaras de manera permanente,
si algo fuera constante en mi vida,
si me desarreglaras la cama,
si mi instinto fuera menos suicida.

Si no me drogara el olor de tus senos,
si tus ojos llorosos fueran menos serenos,
si no amara tanto las cosas terrenales,
si no tuviera alergia a tu vino y tus rosales.

Dama fatal, atisbo de beso,
confieso,
que a veces me encuentro soñando que se confluyen nuestras vidas,
que me excitan los imposibles,
que aun sin poder mirarte,
no se quiere solo lo que puede tocarse.

lunes, 6 de octubre de 2014

Las crónicas del Bar de la coartada. Parte I

1
La noche y sus vericuetos, su brisa fría, sus tascas, sus jovencitas despechadas, sus prepagos indiscretas y sus muchachos tarados. John Céspedes se consideraba a si mismo "el cronista de la noche valenciana", un tipo que de adolescente y veinteañero había vivido y malvivido en muchas ciudades pero que desde hace un par de años se dedicaba a tocar el piano en un destartalado bar de la Avenida Bolívar que había fungido como burdel en tiempos mejores, actualmente era una especie de guarida donde iban chamos de clase media, clase media-baja a atragantarse de cerveza barata, jugar pool y controlar monte (por no decir que otras cosas).

A John le deprimía un poco en lo que se había convertido ese lugar, el emblemático "Bar de la coartada" fue alguna vez un antro de artistas y poetas borrachos, de putas con corazón de oro, de bandas desconocidas que solían ser las mejores, era en ese bar donde John se había enamorado por primera vez y donde le habían fracturado la nariz antes de salir de Venezuela en su primer gran viaje, ahora era solo una taguara con perpetuo olor a vómito y música decente. No era por nostalgia que John se amarraba a su piano tres noches a la semana, era por una mesonera de cabello moreno y caderas despampanantes llamada Liliana, él la amaba y ella a él, aunque nunca ninguno se molestara en decirlo o demostrarlo en demasía. Su relación se limitaba a cómodos silencios después que cerraba el bar, a interesantes conversaciones sobre nada durante las tardes y a los ocasionales polvos que se echaban cuando Liliana se sentía particularmente enamorada o vulnerable. "Si no fuera por ella ya yo no estaría aquí" pensaba John con frecuencia.

Era el último viernes de septiembre cuando todo cambió para el cronista de la noche valenciana, cargaba su saco azul, su sombrero a lo "mafioso de años 30", sus pantalones grises, su pipa de madera, sus cigarrillos, su cuaderno con un lapiz incluído donde anotaba ideas para canciones y su viejo revólver porque en los tiempos actuales salir de casa es un poco como ir a la guerra (la verdad es que John nunca había matado a nadie, apenas había sacado su arma tres veces en la vida, habiéndola disparado una sola) salió de su casa caminando a eso de las 7:30 y veinte minutos después estaba entrando al Bar de la coartada, hacía una fresca noche, la clientela se veía incluso algo interesante, parecía haber gente con historias que valían la pena para el cronista, lo único que no le sentó tan bien a John fue notar que Pedro Carmona, el cliente más asiduo de todos los clientes asiduos no ocupaba su mesa de siempre decorada con un tobo de Cerveza Zulia, en su lugar una joven pareja bebía cocteles a los que daban sorbos entre beso y beso. Era muy inusual la ausencia de Pedro Carmona, muy inusual.

John se sentó en la barra, pidió una Verde y encendio un cigarro, la pipa era para más tarde, igual que el whisky. Conversó un rato con Tomás, el barman, y luego con Liliana acerca del asesinato de un funcionario del gobierno, de fotografía y de precios por Mercado Libre, les preguntó a ambos por Carmona, nadie sabía de él pero nadie parecía preocupado, solo Johnny, quien no recordaba el último viernes donde en el público para el cual había tocado no estuviera Pedro.

Un poco antes de la medianoche se encendió "el piano más melancólico de Carabobo" como lo habían bautizado alguna vez en una pequeña reseña que había hecho un joven cliente para una revista hace algunos años. El set tuvo de todo, baladas de amor, rock, un poco de blues y un cover de una vieja canción llanera al estilo John Céspedes, luego se montó una banda nueva e indie que tocaba regular y que tuvo el detalle de saludar a John (pequeña leyenda musical valenciana) y de invitarlo a tocar con ellos una pieza, oferta que el pianista declinó pues implicaba volver a la guitarra eléctrica, tenía años sin tocar la guitarra. Mientras se bebía el segundo trago post-concierto en la barra, un hombre pequeño y calvo al que nunca había visto le pasó por el lado, se detuvo un momento y le susurró "veame afuera ya, hoy mataron a Pedro Carmona y necesito su ayuda" después salió del bar como si nada. John se quedó frío, paralizado, no estaba listo para una noticia de ese tipo ¿quién podría estarlo? y menos de parte de un desconocido ¿quién era ese carajo? ¿estaría diciendo la verdad? ¿de dónde lo conocía???.
Después de un minuto Céspedes recobró la compostura, se bajó el whisky de un sorbo y fingió normalidad para Liliana que lo veía raro. Se levantó y salió del bar.

2
Afuera solo estaba el calvo y dos amigos periqueandose con el peor intento de disimulo que John recordaba haber visto, el misterioso tipo les hizo señas a los chamos de que se perdieran con una autoridad bastante intimidante, por alguna razón los dos obedecieron

"¿Quién eres?" preguntó Johnny "y por qué coño estás diciendo que a Pedro Carmona lo mataron"

-Me llamo Víctor, conocí por mucho tiempo a Pedro y fui yo quien encontró su cadáver esta tarde cuando fui a visitarlo a su apartamento, un tiro en toda la frente
-Jamás escuché de ti, no tengo porqué creerte
-Jamás escuchaste de mi porque  nunca hablabas con Pedro mas que el "cómo está la vaina", él si me hablaba bastante de ti y decía que eres un buen tipo, por eso vine a pedirte ayuda
-¿Y yo cómo puedo ayudar?
-Tú sabes que la policía jamás resuelve nada, es mas, seguro son panitas de los que lo mataron, pero tú eres el cronista de la noche Valenciana, conoces a todos, te sabes todas las historias y te sabes guardar los secretos, usa eso y ayudarme a vengar a nuestro amigo en común. Pedro siempre decía que eras callado pero que eras un amigo
-¿Cómo esperas que crea este cuento?
-Busca la sección de sucesos del Carabobeño en su página, ya debe estar allí, la policía llegó minutos después que yo, la habían llamado los vecinos que escucharon el disparo. Pedro tenía días paranóico, raro y mira como terminó. En algo malo estaba.

John se quedó en silencio pensando, incluso si lo que decía era verdad ¿cómo le constaba que no estaba hablando con el asesino de su amigo en ese momento? en qué peo se estaría metiendo

-Voy a averiguar si lo que dices es verdad, pero no confío en ti, no sé nada de ti ni tengo como comprobar que no estás mintiento
-volveré acá mañana por la noche, si decides confiar en mi podemos hablar, yo no puedo hacer mucho pero ayudaré como pueda, si no simplemente me tomó un trago y no me vuelves a ver

Dicho esto dio media vuelta y se perdió en la boca de lobo que era la avenida. John encendió su pipa y le dio dos patadas, acto seguido entró para encontrarse con una Liliana bañada en lágrimas con el celular en la mano mientras Ramón, un mesonero, la consolaba. Cuando vio entrar a Johnny solo dijo "Pedro" y no hacía falta decir más, Víctor no había mentido, al menos no sobre eso. "no soy un detective" pensó aquel asustado hombre de saco azul "soy un maldito pianista"

viernes, 3 de octubre de 2014

Un mínimo milagro el de ayer
volví a verte y a levantar mi sombrero
y después de unos besos y un café
corrí a casa a escribirte un soneto.

No sé decirte que tu nombre rima bien
con la calma que me transmiten tus ojos
que tus pasos los cuento de cien en cien
y que no tenerte me tiene un poco solo.

Adoro saber que me quieres ver
y aunque no me digas nada con palabras
yo también quise quererte aquella vez
que por decencia supe evitar tus balas.

Ya no me da culpa escribirte
ni buscarte en el mismo lugar
pero gracias por los pequeños milagros
por curarme la ansiedad.

jueves, 2 de octubre de 2014

Nadie habla así

¿Por qué en las películas venezolanas es tan difícil que los diálogos suenen naturales? no sé si es simplemente obra de una mente quisquillosa como la mia, lo cierto es que he descubierto que de ser así somos muchas las mentes quisquillosas que van a ver cine nacional.

Tomemos como ejemplo La distancia más larga, cinta de Cludia Pinto que se estrenó recientemente en todo el país. Los diálogos la matan, parece un comercial o el doblaje de alguna película gringa que te aguantas en TNT un domingo por la tarde, no es que me encantaran los otros aspectos que Pinto ofrece (la trama está llena de conveniencias y algunos de los actores son bastante objetables), pero no puedo evitar pensar que si hubieran recortado los parlamentos por la mitad, mi opinión sobre "La distancia" sería mucho más favorable, los momentos callados son bastante efectivos y el imponente Roraima como escenario se presta para contar una historia visual.

No quiero que el texto suene como un ataque personal a la película, la verdad es que no recuerdo la última vez que fui a ver una producción venezolana y no hubiera al menos una escena donde lo que decía un personaje me sacara de la ilusión con el típico "nadie habla así" pasándome por la mente, es como si no lográramos encontrar un equilibrio de conversaciones hiladas de manera natural e inteligente, siempre terminamos en frases teatrales sobreactuadas o recurrimos al facilismo de hablar malandreado.

En ocasiones he intentado escribir guiones (con énfasis en el "intentado") y he podido experimentar el problema desde el otro lado de la cámara. Por mas que tratara de escribir personajes que hablaran como yo o cualquiera que conozca siempre terminan apareciendo lineas que se notan forzadas, bien se le podría achacar a mi poca experiencia o habilidad como escritor, pero más allá de eso pareciera ser un problema en la forma en la que los venezolanos nos expresamos, esa naturalidad rítmica tropical no es fácilmente capturada en diálogos estructurados. Tal vez la improvisación es la única forma de sonar genuinamente "normales" pero los argumentos necesitan estructuras y sobre todo, el cine venezolano necesita un esfuerzo en mejorar la calidad de su producto (no solo a nivel guión pero eso es para otro rant), se trata de encontrar una voz propia y de no concebir nuestras historias como extrapolaciones de cosas que funcionan en películas extranjeras que casi nunca funcionan para nosotros, un lenguaje literario que fluya con naturalidad.

Cierro haciendo la salvedad de que he visto películas donde, en efecto, me he sentido muy cómodo con la forma de hablar de los personajes (Hermano, Azul y no tan rosa, Elipsis) y casualmente, o no, son algunas de las mejores que he visto hechas acá. El tema es encontrar la voz, que es un tema aún más complicado que saber hacer cine, pero una vez la encuentras ya tienes la mitad de la guerra ganada.

Todas, tú, ninguna, cualquiera

El bar era el sitio donde iba a morir todo lo que el tiempo no curó, en ese sentido el bar se parecía mucho a su cama, eterno altar a la catarsis y al sexo sin amor, al menos no ese tipo de amor.
Todas, tú, ninguna, cualquiera. Lo que se de, deja todo fluír, el magnetismo atraerá lo que se digne de atraer. "Eres mi prototipo de mujer perfecta" solía decir para sus adentros antes de atragantarse sus palabras con cobardía enamorada, y así su magnetismo puso a la tierra a girar. Todas, tú, ninguna, cualquiera, pero si eres tú es mejor.

sábado, 27 de septiembre de 2014

Negroazul

Esta  noche las estrellas no se echarán a morir para contemplar el negroazul del mar,
esta noche la luna no dudará en salir para espiarte caminar.
Esta noche, que es como todas las noches, puede ser especial,
si me miras de reojo, si te quisieras quedar.
Tocarán los pianistas de bares en sus taguaras,
se beberán las copas de sus amantes las mujeres olvidadas.
deambularemos por las calles poco o nada iluminadas,
si me mirarás de reojo, si tus pupilas me hablaran.

jueves, 25 de septiembre de 2014

Sufriendo por fútbol, as usual

"Il calcio non si discute, si ama" es una de las verdades más innegables del fútbol, por lo menos para los que le tenemos cariño al balónpie italiano, pero como todo, hay excepciones (benditas sean) y a veces si hay que discutirlo. Por mas que me alegra ver a la Juve comandando la tabla por cuarto año consecutivo (con el permiso de la Roma que también es capolista) me preocupa ver como temporada tras temporada la brecha entre los bianconeri y el resto de Italia se va agrandando. ¿De qué me sirve ser tricampeón si le estoy ganando a la mayoría por automatismos y no tengo verdaderos retos? después viene la UCL y a sufrir con el segundo clasificado de Dinamarca, por poner un ejemplo.

No estoy descubriendo el agua tibia aquí, la decadencia del fútbol italiano es conocida por todo el que sabe algo de este deporte y bastante se ha escrito sobre eso, lo que me llevó hasta acá fue ver que al término de la jornada el Udinese es tercero!!! sé que es solo la cuarta fecha pero si esto es un indicador de algo. los del Friuli se jugarán algún puesto europeo y lamentablemente para un equipo que me agrada bastante, el Udinese tiene más nivel de pelear descenso que de Europa League. El pobre coeficiente UEFA dificilmente vaya a mejorar para el calcio si a las competiciones europeas siguen llegando equipos que bien no les importa trascender o simplemente el plantel no les da para más que el torneo local.

Con muy pocas excepciones (Juventus, Roma, Inter) ningún equipo da verdaderas señas de evolución, de querer ponerse al día con sus vecinos europeos y volver a ser competitivo por mas que la tradición futbolística de la península obligue a nada menos que la grandeza. Y así se siguen yendo buenos jugadores de la Serie A, así son cada vez más penosas las presentaciones internacionales, así vemos cada vez menos juveniles italianos de calidad en los equipos fuertes, afortunadamente si existen razones para el optimismo, las sociedades ya mencionadas intentan hacer las cosas bien, al igual que otras más modestas como Sassuolo o Verona, las pocas oportunidades que se les da a los jóvenes tienen historias de éxito (Zaza, Immobile, Florenzi) y la primera fecha europea de la UCL/UEL fue alentadora (esperemos que no se trate de un espejismo) pero la triste verdad es que cada vez veo más el fútbol italiano por el cariño que le tengo y menos por el nivel que me ofrece, quisiera ver 20 estadios de primer nivel, tribunas llenas, inversiones para mejorar el nivel de las plantillas. pero es muy poco lo que se ve de eso.

Espero de verdad que esta sea la temporada en que los italianos empiecen a tomarse en serio la Europa League y el coeficiente, en que la Juve le pierda el miedo a volar alto en Champions, que la Roma haga avances en la construcción de su estadio o que el Milan se acuerde que es impresentable que un tipo como Bonera juegue en una defensa que ha tenido a tantos históricos... mientras tanto me queda esperar con poco más que un agridulce salutate la capolista.

martes, 23 de septiembre de 2014

Hicimos un diaporama

https://www.youtube.com/watch?v=T489JdAPipw

Trabajo de:
María del Mar Rodríguez
Daniel Rosillón
Michelle Tayfour

lunes, 22 de septiembre de 2014

Me vas a entender, vas a entender de lo que hablo cuando lo veas, cuando el viento salado te golpee el pecho y la cara, cuando empiece el sol a morir y se desangre en el cielo y ese último aliento se refleje en el agua y a nuestros ojos y veamos como bailan el azul y el anaranjado, ese Waltz, el de los desesperanzados, el de los que saben que viene la noche tan oscura como ella sola  y se sirven otro poco de ron y a seguir bailando que el algodón de las nubes no aguantan mucho rato más.

John Doe.

Historia de Andrés el agonizante

Andrés estaba decidido a decirle a esa muchacha, la que tal, todo lo que sentía, decidido a dar el paso e invitarla a salir, sentía miedo pero a la vez tenía una seguridad, de esas que se tienen muy pocas veces en la vida, de que todo saldría bien. Eso era, claro, si Andrés sobrevivía al balazo en el hombro derecho que lo tenía desangrándose en un quebrada. Primero lo primero.

Sin fuerzas ya para moverse Andrés se encontraba apoyado en un árbol bastante incómodo que por lo menos le daba sombra, había mucho sol pero el sentía frío, eso la aseguraba de debía estar agonizando, solo la muerte puede helarte la piel en una soleada tarde carabobeña. En los que asumía eran sus últimos instantes solo pensaba en ella, ella por supuesto se llamaba Victoria, la rubia de tetas como perfectas circunferencias, labios pintados siempre de rojo, ojos pequeños, nariz perfilada y atuendo perenne de franelas antiguas y desgastadas con el nombre de alguna banda o alusión a figuras de la cultura popular. No era su vida la que pasaba frente a sus ojos, era Victoria sentada comiendo su desayuno sin ninguna gracia o encanto particular, solo masticando con cara de sueño, fue entonces que Andrés supo cuán idiota era y se prometío que si por alguna improbable casualidad sobrevivía al tiro que le habían pegado lo primero que haría sería decirle cuanto le gustaba verla desayunar, cuanto le gustaba verla en general e invitarla a salir, así fuera para verla cenando para variar. Pensar en unas tetas cuando se está a punto de morir era la forma que tenía Andrés de expresar amor, aunque ni él lo entendiera muy bien.

Para el lector interesado es apropiado explicar porqué el joven Andrés Martínez estaba tirado en un árbol al lado de una quebrada fantaseando con una rubia que la verdad no era nada espectacular para el espectador objetivo, con una bala incrustada en el omoplato. Resulta que el sujeto en cuestión era, como se mencionó, bastante joven (26) y cargaba consigo toda la estupidez que los años quitan, esa estupidez lo había llevado a pensar que sería buena idea hacer un viaje Mérída-Valencia totalmente solo saliendo a las cuatro de la madrugada, lamentablemente todo terminó con un caucho espichado, un robo del vehículo justo cuando terminó de reemplazar el neumático y un tiro a quemaropa "pa que sea serio". Las fuerzas le habían dado para arrastrarse un poco por la carretera desierta hasta que la sombra de los árboles empezó a ser más tentadora que la vana esperanza de que pasara alguien que pudiera verlo y socorrerlo.

Mientras las hormigas le paseaban el cuerpo como si fuera un puente entre el tronco y el suelo sin que él pudiera hacer mucho. escuchó el sonido de un carro, el primero en veinte minutos, se ecuchaba muy cerca, cada vez más cerca, podía verlo. Era un LTD de unos 30 años  que se había salido deliberadamente del camino e iba muy despacio por el monte que llevaba a la quebrada, el carro se detuvo a unos 10 metros de Andrés, se bajó un hombre joven y moreno de cabeza rapada que se quedó observando al manojo de nervios que yacía tirado con un hilo de baba en la barbilla

-Aaayudame bro... me atracaron... mee e pegaron un tiro

El conductor del LTD no se inmutó, se dirigió a la maleta de su carro (muy bien cuidado por cierto), la abrió y saco de golpe a un tipo flaco, adolescente y amarrado con una mordaza improvisada. Lo tiró al suelo, sacó un revólver, lo apuntó a la nuca del individuo que intentaba gritar sin éxito y que lucía muy golpeado para al menos intentar correr y disparó, fin, muerto. Andrés sintió un mareo terrible, incluso peor que cuando él había recibido el tiro hace media hora, vio a Victoria con su franela de The Doors a su lado, le decía que quería besarlo, que quería irse de viaje a la playa, que quería dormir a su lado en el litoral...


-¿Chamo, quién es Victoria?
-Ah?
-Estás diciendo Victoria, y aquí solo estamos nosotros y el bicho este

El lugar de la rubia lo había ocupado el hombre con el revólver y Andrés rápidamente entendió que "el bicho este" era el cadaver que seguía emanando sangre sobre las hojas secas

-No es nadie, marico mátame y ya por favor
-¿Qué me interesa a mi matarte? yo vine a quebrar al panita, a ti ni te conozco, uno tampoco es un loco
-Te vi la cara
-Gran vaina
-Igual me voy a morir dentro de nada, no me queda nada de valor pero si no me vas a ayudar mátame
-¿Quién es victoria mamaguevo?

El asesino lucía divertido. A Andrés le sorprendió lo fácil que se le había hecho hablar después de presenciar aquella ejecución, como si hubiera dejado de perder sangre y solo le quedara la marca, igual decidió pensar sus próximas palabras, después de todo estaba hablando de ella con un tipo peligroso.

-Es en la persona que estaba pensando antes de que llegaras, alguien que voy a extrañar
-Marico, se lo puedes decir tú mismo

El tipo levanto a Andrés por un hombro, el que no tenía agujero de bala, y le llevo semiarrastrado al carro, lo alzó y lo metió en la maleta

-No voy a llevar a un carajo muriéndose en el asiento de atrás, huele a mierda porque el panita sudo mucho

El ángel guardíán en forma de asesino cerró la maleta y Andrés no pudo ver más nada, tampoco entendía. El tiempo pasó de forma incontable, La voz de Victoria se asomaba otra vez, al igual que el frío. Me debes un vino... Luz, demasiada luz. La maleta se abrió y antes de darse cuenta de lo que sucedía Andrés estaba tirado en el piso hirviendo, escuchó un carro arrancar de golpe, no supo mas nada.

Despertó desorientado en una habitación que no conocía, tardó un rato en entender que era un hospital, tenía el brazo vendado, estaba vivo, sentía calor. Pasó una enfermera y Andrés le pegó un grito que lo hizo sentir un dolor terrible por todo el cuerpo, la mujer de semblante amargado entró en la diminuta habitación

-¿Dónde estoy?
-En el centro hospitalario Padre Bermúdez
-¿Cómo llegué?
-Alguien te dejo tirado en frente, flaco
-¿Cuánto llevo aquí?
-No sé papá, no eres paciente mio. como 12 horas. Hay unos policias que te van a interrogar ahora que te despertaste.

Andrés estaba abotonándose la camisa recordando las interminables horas hablando con los pacos, les había mentido, nadie iba a creer el cuento del malandro salvador, les había dicho que se desmayó bajo el árbol y no sabía quién lo había llevado al hospital, tuvo que repetir mucho ese cuento. Terminó de vestirse con mucho cuidado por la herida y se dispuso a salir del apartamento, iba a buscar a Victoria, la rubia de tetas como perfectas circunferencias, la visión más deseada, el oasis del desangrado. Bendita Victoria y sus curvas, su aire de femme fatale y sus conversaciones de medianoche sobre filosofía cuando estaba muy drogada, bendito árbol en la mitad de la nada. Solo había necesitado morir para que fuera suya, a veces vale la pena, hay mujeres que merecen una bala o dos.

viernes, 19 de septiembre de 2014

Divagaciones

A veces sueño contigo y digo que son pesadillas, aunque son sueños normales, incluso placenteros son contigo y son de ti y me despierta el desconcierto, un malestar del que soy incapaz de sacudirme, corro de todo y hacia nada, tropiezo. Yo amé tu vacío sin saberlo, ahora vivo en él. A veces sueño contigo y digo que son pesadillas porque en realidad son sueños de fantasmas.

domingo, 14 de septiembre de 2014

Visiones y deseos del fin de semana

"Odio los locales nocturnos", la frase me pasaba por la cabeza una y otra vez mientras iba en el carro en camino a alguno de esos bares de moda donde tocan bandas de la zona que intentan desesperadamente parecerse a Arctic Monkeys, al menos ya superamos la década en la que trataban de ser Radiohead. Iba yo, es decir Alex, diminutivo de Alessandro, en el asiento de copiloto mirando por la ventana con particular atención la cuenta regresiva del semáforo 24, 23, 22... al volante estaba Sabrina, la dueña de la Montero en la que rodábamos y atrás iban Alfredo y Eva. Eramos todos amigos (aunque Eva era el "métele" ocasional de Alfredo), estábamos todos solteros y aburridos, solo la soltería y el aburrimiento podían llevarme a una maldita taguara con mala ventilación y exceso de gente a escuchar al grupo de turno. Mientras estacionábamos pensé que los años de pogos habían quedado atrás y me sentí un poco viejo, pensé en mi mortalidad.

Nos bajamos después de regatear con el parquero en cuanto nos saldía la cuidada (que, por supuesto, se pagaba por adelantado) y mientras ellos hablaban de que un pana conocía a la banda y decía que eran muy buenos y prometedores nos pusimos de últimos en la larga cola que debíamos hacer para entrar. Encendimos todos un cigarro, como por inercia. Sabrina me pregunta porqué ando tan callado, no quiero responder que salir un sábado en la noche me puso a pensar en mi mortalidad, decido mentir

-Hoy me paré temprano y no dormí en la tarde
-Se te nota papi, tiene demasiada cara de pegao
-Siempre
Eva y Alfredo hablan entre ellos, parecen incluso una pareja verdadera, yo me siento mal por Sabrina, vino con dos quesudos y un tipo que no siente ganas de hablar, o fumar, o estar parado en el medio de la calle. Entonces la veo...

Una mujer en la acera de enfrente, viste de falda negra y franela de rayas, cabello castaño por los hombros, blanca, algo bronceada y mirada fija en el piso. Fue una de esas visiones que solo se tienen una vez, era hermosa, era terrible, era sensual y fatal, sus piernas eran imanes para los ojos, su pelo se movía con la brisa. Quería fotografiarla, quería conocerla y decirle que verla parada melancólica en esa acera era la experiencia más increíble que había tenido en meses, incluso me sentía lo suficiente valiente para hacerlo, pero empezó a caminar en dirección del parque solo y mal iluminado que se encontraba al final de la calle, antes de darme cuenta yo estaba parando el tráfico por haberme ido acercando mientras la observaba, un cornetazo me sacó del trance

-Quítate mamaguevo

Me aparto y vuelvo con los muchachos, Eva pregunta que qué me sucede

-Nada, vi una chama que me pareció conocida y me distraje
-Mjmmmm.

Hago el amague de sacar otro cigarro de la caja cuando me quedo quieto pensando que ha pasado menos de un minuto, tal vez podría alcanzar a la mujer de la falda negra y decirle, desatando el nudo de la garganta, que es hermosa y terrible y lo mucho que agradecía haberla visto. No me malinterpreten, sabía perfectamente lo raro que resultaría todo eso, pero sentía la necesidad de hacerlo, no era momento de quedarse quiero y arrepentirse. Me volteo y le digo a mi trío de acompañantes que ya vuelvo, que en efecto conozco a la chama y voy a saludar, que pueden entrar sin mi. Alfredo grita algo que no alcanzo a escuchar y tampoco me importa, voy con paso rápido cruzando la calle, haciendo el mismo camino por la acera que había hecho hace unos segundos aquella mujer misteriosa. Llego a la entrada del parque, no la veo, probablemente ya cruzó y perdí mi oportunidad de hablarle, de verla un poco más, me siento extraño, siento que estoy en una pesadilla persiguiendo al objeto del deseo sin poder encontrarlo jamás, me siento un tipo sucio, de esos que persiguen a mujeres en parque oscuros, esas no eran mis intenciones, pero no puedo evitar sentirme terrible, meto las manos en mis bolsillos y doy media vuelta entre la derrota y el alivio.

-Me seguiste hasta acá?

Me quedo helado, nunca había escuchado su voz y sin embargo estaba seguro que era ella, era totalmente compatible con aquella cara semiocultada por el cabello, me volteo lento y la veo otra vez, maldita sea qué perfecta e imponente, qué ojos tan inquisidores. Intento responder

-Disculpa si te asusté... no sé porqué vine hasta acá la verdad, te vi en la acera de enfrente y y me pareciste increíble, me emocioné como si te conociera y tuviera años sin verte, sé como suena, ya me voy y disculpa otra vez
-No es muy normal seguir a desconocidas en la calle porque te parezcan lindas

Noto un poco de verguenza mientras dice esto, como si una mezcla de molestía y sonrojo le cruzaran por la cara antes de volver inmediatamente a la pose inquisidora. "Pero no pasa nada", continúa, "¿cómo te llamas?"

-Alex
-No tienes cara de Alex
-¿De qué tengo cara?
-De acosador
-¿Puedo saber tu nombre?
-No

Era increíble como pasaba de tono amigable a distancia total en un instante, digno de ver. Bajó un poco la guardia y me dijo

-Si te digo mi nombre seré Mónica, María o Alba, si no te digo nada siempre seré la mujer misteriosa del parque que iba sola por la calle con los ojos llorosos y a la cual no pudiste evitar abordar. Prefiero ser esa, es más poético y teatral
-No note que llorabas, creo que busqué el peor de los momentos para convetirme en acosador
-¿Me regalas un cigarro?

¿Cómo sabía que fumaba, me habría estado observando también desde antes? no seas imbécil Alex, el olor de las manos te delata. Saco un Marlboro rojo y se lo entrego, me tiembla la mano, sacó tambien el yesquero y se lo paso, hay mucho viento pero lo enciende como si estuvieramos dentro de un ascensor,
"Gracias" me dice mientras me lo devuelve

-Ahora me voy a ir, Alex. Gracias por el cigarro, por pensar que me veo increíble y por no ser un violador. Tal vez si nos conocemos de antes

Dio media vuelta y la vi irse bajo la tenue luz de los postes, caminaba ligera. La escucho decir "vete, no te vayan a atracar". Al pasar el halo de luz del segundo poste desapareció, no la vi más, no estoy muy seguro de por donde se metió, vuelvo a la realidad y me doy cuenta que, en efecto, me pueden atracar. Salgó del parque en dirección de donde vine, del mundo real. ¿Qué coño acababa de pasar?.

Al llegar frente al bar veo que la ya los tres pasaron, bueno, no los tres. Alfredo se había quedado afuera esperándome, evidentemente mi actitud al irme había sido muy rara

-Marico, quién era esa jeva

"Una amiga de mi prima" miento mientras vuelvo a ponerme al final de la cola y le digo a Alfredo que entre tranquilo y me esperen adentro. Lo hace aunque sigue viéndome como preocupado. Yo me quedo pensando en mi mujer misteriosa de falda negra y franela de rayas, en lo qué me dijo "tal vez si nos conocemos de antes". Sentía como si viniera de conversar con algún recuerdo enterrado que acababa de salir arrastrandose de mi subconsciente, se sentía como un sueño, de hecho ¿no estaré soñando?


miércoles, 10 de septiembre de 2014

Ojos de club

Me perdí en unos ojos rojos y vidriosos, que, a pesar de disimular, llegada la madrugada, me invitarían a pasar-
Me perdí como muchos antes, como tantos mas
en noches que nunca se dignaron a acabar.

Te llevo como cicatriz hasta el mar
a limpiar las heridas con la sal
las piernas no aguantan
solo doy para flotar

Sin aviso, los ojos vuelven a mirar
se notan un poco ajados
ya no quieren disimular

sábado, 6 de septiembre de 2014

Fértil

Nunca es suficiente, siempre quiero más. Dame lo que no puedo tener, haz lo que jamás podrás hacer.
El deseo es el impulso más puro que hay, sin maquillaje, sin alterar. Dame lo que nunca quisiste dar.
Estoy parado en la mitad, entre sentir todo y sentir nada, sin caer en ningún lado, con equilibrio total.
El silencio es fértil, puedo interpretarlo todo, puedo soñarlo, lo puedo adivinar. Es más excitante si decides no hablar, si dejas la mente correr, es más excitante si me puedo equivocar.
Estas alas que  cosiste aún dan para volar, las voy a desgastar, aunque pienses arrancarlas voy a acelerar.

jueves, 4 de septiembre de 2014

Con hielo y con Soda por esta vez

"Gracias Cerati por la música para tirar" ha sido por años una joda recurrente entre mis amigos y yo, y la verdad es que hay que apreciar el poder erótico que tenía su sonido y letra, pero más allá de la joda, las canciones de Gustavo Cerati han sido la banda sonora de algunas de las mejores y peores partes de mi vida, especialmente en los últimos años.

No sé muy bien qué puedo decir de un artista del que se ha dicho tanto, pero sentía esta especie de deber poco justificado de escribir algo parecido a una necrología desde la admiración. Hace un rato hablaba con una amiga sobre lo raro que era sentirse genuinamente triste por la muerte de una persona famosa, como si lo hubieras conocido aunque fuera de vista.

Es fácil decir que Gustavo fue pionero del rock en nuestro idioma, que es parte de la cultura popular latinoamericana, que varias de sus canciones tanto como solista como con Soda son himnos. Es fácil y justificado decir que todos los que lo escuchábamos lo vamos a recordar por eso, pero, ¿qué explica la tristeza verdadera y genuina? pues, que Cerati te hablaba. Directamente. A ti, como si él en efecto te conociera bastante bien,  te cantaba para ser preciso. Y no siempre lo entendías bien, no siempre entendías exactamente qué estaba diciendo, pero sabías que tenía que ver contigo, te transportaba a un estado mental y recordabas a alguien en algún sitio como si esa canción que sonaba de fondo mientras te bajabas tu birra te estuviera taladrando un poquito la mente. Y tú sin darte cuenta de nada solo movías los pies

Eso se llama poesía

No creo ser yo el que vaya a acuñar esto, pero para mi el efecto que acabo de mencionar es poesía, poesía hipnótica y musical, algo sublime que no se explica bien pero que que es extremadamente específico y directo, súmale a eso el rock y tienes algo distinto y bastante perdurable.

Finalmente creo (y esto es una intepretación muy personal) que si escuchas las canciones de Gustavo con atención, especialmente su carrera solista, encontrarás que todo va a estar bien, un mensaje totalmente reconfortante todo me sirve, nada se pierde. yo lo transformo. Cuando mi mente trabaja sobretiempo busco en mi teléfono cualquiera de sus piezas y dejo de pensar un rato, me pierdo y me siento bien. ¿Cómo coño no me va a hacer sentir mal la muerte de este tipo?.

Después de cuatro años, la muerte es seguramente el camino más piadoso para el ícono argentino, seguramente todos lo pensamos así, es lo más humano. Lo vamos a extrañar, pero también lo vamos a escuchar y rápidamente recordaremos que, en efecto, todo va a estar bien al final.


"...tarda en llegar y al final hay recompensa..."

martes, 2 de septiembre de 2014

Cosmonauta

Se acelera la luz
fluye por el hueco que se ha abierto en tu cabeza
y van los pensamientos hacia arriba
a perderse por las nubes.
De haber sabido pintarte
te hubiera inmortalizado en mi acuarela.
¿No te sientes libre entre tantas cosas nuevas?
Sueles acaparar mi mente,
transitarla.
Sueles ser la fuente
de todas las cosas buenas.
Solo te se beber
visitarte
vivir en tu manantial
otro cosmonauta
adicto a orbitar

lunes, 1 de septiembre de 2014

movies and shit

Con el propósito de enrumbar este blog hacia algún tipo de temática me tropecé con el cine, siempre el cine. No me siento con particulares ganas de hablar acerca de películas, pero siento que debería, y lo que me viene a la mente es: Grand Budapest Hotel, la mejor película que he visto este año.

No voy a lanzarme un análisis temático de la vaina y tampoco voy a mamárselo a Wes Anderson por la genialidad de director que es (eso lo he hecho bastante en otras ocasiones), simplemente voy a decir lo que esta película significó para mi. Saben cuando ven algo que absorbe completamente su atención, que te envuelve en su universo como si fueras un habitante más de él? eso es lo que ocurrió cuando la vi, algo que tenía mucho tiempo sin pasarme. Solemos elogiar que una película pueda hacernos pensar pero a veces tiene más mérito una que logra lo contrario, estás demasiado abstraido en la pantalla para pensar, solo experimentas el mundo a 24 cuadros por segundo, solo experimentas el mundo de la película (ok si estoy encaramándome en el guevo de Wes Anderson pero es difícil no hacerlo). Me reí, me sentí identificado y estuve genuinamente preocupado por el desenlace que tendría la historia de estos personajes, repito, hace tiempo que esto no me sucedía y la verdad que es lo que suele sucederme con las películas de WA, creo que es su mayor virtud como director, incluso más que ser un autor o ser el único realizador de Hollywood que se acuerda que para que una película sea buena no tienes que cortar cada cinco segundos. Cada fotograma es una postal.

Yo simplemente estoy agradecido con Grand Budapest Hotel, por el escapismo, por hacer que me importara, por lograr que escribir sobre ella fuera sorprendentemente fácil cuando pensé que no pasaría de un párrafo antes de borrar todo.
Todo esto es claramente subjetivo, al final una película nostálgica va de la mano con un tipo nostálgico, así que no garantizo que te vaya a encantar si estás leyendo esto sin haberla visto, lo que aseguro es que no vas a verla y olvidarla, lo que ya es bastante.
Los ojos siempre delatan.
Las miradas muestran más.
Si dejas que los ríos fluyan
el magnetismo atraerá.
Nunca tomes como escrúpulos
esta vulnerabilidad.
Se está y no se está.
Todo suele ser fugaz.
Arraigado el desapego
el frenesí por curar(se).

domingo, 31 de agosto de 2014

El amor es difícil, es como tratar de besar al sol y a la luna al mismo tiempo, y sé que me voy a quemar, que voy a caer al suelo chamuscado, pero siempre lo voy a perseguir, siempre me voy  a poner mis alas de cera y volaré al sol, sabiendo que se van a derretir y caeré en cenizas, muchas veces, y muchas veces lo seguiré haciendo, porque estoy seguro de que algún día o alguna noche, me convertiré en llamas y seré la fiebre que incendie a las nubes, ardiendo en vuelo hasta tocar al sol y lo voy a envolver, y lo voy a quemar. 

texto por: John Doe, amigo de la casa
Hoy me levanté como ya es común todos los fines de semana, con un dolor de garganta y una sed insoportable. Allí tirado en la cama uno es más vulnerable que nunca, a merced de cuanto recuerdo y pensamiento haya querido infiltrarse en el subconsciente a través de algún sueño que no recuerdas bien, pero que como si fuera alguna comida, te deja un sabor agridulce en la mente. Y piensas, porque es la hora de pensar, porque la noche anterior estabas tan vuelto mierda que a duras penas pudiste trepar la cama, mucho menos pensar en algo que no fuera el mareo, las nauseas, la alegría pasajera o las ganas que tienes de comerte una pizza que seguro vomitarías si pudiera materializarse en ese momento. Entonces el despertar suplanta el acostarse y la cabeza te tiembla de pensamientos que estuviste bloqueando mientras la pasabas bien (o mal) con gente muy genial que nunca sabrá cuanto la estimas porque uno es hombre y es estúpido y jamás le dice a la gente las cosas buenas que hace por ti. Ese collage de pensamientos te paraliza, no te quieres levantar, no quieres salir, el mundo es un lugar demasiado abrumador, pero... sientes hambre, y una vez más eres víctima de los más básicos instintos, así como la noche anterior las ganas de cogerte un culo y estar acompañado de tus amigos te sacaron de tu casa, en la mañana es el hambre o las ganas de orinar lo que te da el impulso de pararte y dejar el refugio, dejar el subconsciente, aunque tardas en estar del todo despierto y tardas en perder la sed y el dolor de garganta, tardas en que tu voz deje de sonar ronca. Eventualmente todo pasa y vuelves a ser una persona funcional, eres un poco menos frágil, pones los pies en la tierra y vives tu día, con todas las maravillosas posibilidades que eso implica, interactuas con gente que puede hacerte bien o hacerte mal. Pero todo es un círculo vicioso y vuelvo la siguiente semana (hoy) a levantarme en la misma situación, un deja vu de un deja vu, todo es en extremo familiar y novedoso a la vez, sientes que no estás haciendo nada útil con tu vida, ya estás viejo para ir todas las noches buscando quién sabe qué, ya deberías estar haciendo cosas que valgan la pena y siendo un miembro productivo de la sociedad, pero eres esclavo del círculo, de las nauseas y el mareo. Qué queda? pues no sé muy bien que queda, cambiar supongo, todos podemos cambiar aunque de fobia. Entonces llega, un pensamiento bastante reconfortante te da una patada en el culo y te tumba de la cama: he hecho cosas que valen la pena, he hecho cosas buenas por otras personas, he tenido momentos que serán perdurables en lo pasajero, he vivido fuera del círculo y fuera del círculo se vive mejor (como en la cuarta) he hecho pequeñas, adorables y perdurables cosas, pero hay que dar el paso, hay que pararse y cepillarse, tomar agua y hacer algo distinto, rompe el círculo, rompe la rutina, lo has hecho mil veces, deja de arrastrar veinte maletas...no es del todo mala esta vida, de hecho es divertida, pero ya es hora de buscar algo más, algo que no encuentras en el fondo de las botellas, voy  a pasear el parque por la mañana, así empiezan siempre los momentos de iluminación
Aprovechando el impulso, la inspiración y las ganas de escribir quiero decir que frecuentemente me siento una mala persona por razones que ni de vaina voy a comentar, pero eso me hace requemar bastante (bien antiseria la palabra "requemar"). Uno va por la vida asumiendo que lo que hace es relativamente bueno, pero, y si no? me pasa mucho esa pregunta por mi cabeza, tal vez pienso demasiado en las consecuencias de mis acciones pero no creo que eso sea algo necesariamente malo, entonces: soy una mala persona? obviamente soy el menos indicado para hacer ese juicio pero creo que no, simplemente tengo malas intenciones a ratos, como cualquiera, lo que pasa es que he aprendido que mis acciones tienen consecuencias, también he sufrido consecuencias de cosas que hacen otros que poco tienen que ver conmigo pero igual me afectan. Es complicado el tema, al menos sé aceptarme por lo que soy bastante bien, no me agrado algunas veces, pero puedo vivir conmigo mismo, y por ahora eso tendrá que ser suficiente. Hay versiones de mi que en efecto me gustan, pero hace tiempo que no soy esa versión, igual todo es cíclico en el futuro probablemente me sentiré mejor con las cosas que hago y pienso, dependerá de las circunstancias, soy producto de las circunstancias, del contexto, como dice el viejo Cerati "por descuido fui víctima de todo alguna vez" yo no creo que sea víctima, pero si descuidado
Las dos palabras más frecuentes en mi vocabulario reciente son "decadente" y "místico", producto de juntas y amistades. El punto es que estuve pensando en esas palabras y en cómo me agradaba que fuera recurrentes en mi léxico, supongo que me gusta la decadencia porque pienso de manera muy idealizada que eso es mi vida (un personaje más de Fellini, soy un Marcello cualquiera) la verdad es que no lo soy y lo tengo claro pero todos tenemos héroes y modelos, los mios son los decadentes pseudo-intelectuales que habitan la ficción (justo hoy me sentía identificado con Don Draper!!!) y me divierte pensar que eso es mi vida, una serie de situaciones superficiales y vacías donde solo yo estoy consciente de la trivialidad y me lo tripeo, qué maldito ego injustificado tengo, coño.
Lo de místico si es algo más positivo, últimamente he tenido varios "días místicos", no me pidan que explique que es eso, y creo que vivo para eso y para ellos, experiencias raras y sencillas que simplemente me hacen bastante feliz, y a ratos, en días así, estoy feliz. El resto del tiempo soy solo yo, y la verdad es que no hay decadencia excesiva, pero si hay misticismo y hay que salir a buscarlo porque vale bastante la pena, a veces duele y a veces es placentero, pero salud por eso