lunes, 8 de diciembre de 2014

A walk among the tombstones o Cómo el cine policíaco de los setenta es inmortal

Acabo de llegar de ver A walk among the tomstones (Caminando entre tumbas), la nueva película protagonizada por Liam Neeson. Entré esperando divertirme con dos horas de plomo y coñazo y me encontré con una thriller oscuro que bien podría ser un clásico policial de los setenta, es decir, mucho más de lo que esperaba. Desde la primera escena, que recuerda bastante a la inmortal secuencia en las escaleras de French conection, estaba enganchado, esta cinta no trata de ser Taken 25 como su trailer te podría hacer creer, es una especie de homenaje al cine negro y gritty del que Hollywood tristemente se ha dejado, más cerca de Prisioneros (2013) que de The expendables.

La historia gira al rededor de un policía retirado y alcohólico recuperado llamado Matt Scudder (Neeson) que recibe 20 mil dólares por encontrar a una pareja de asesinos que se dedica a secuestrar, violar, torturar y asesinar una vez que obtienen el dinero del rescate a esposas de narcotraficantes. La premisa suena a dos horas de clichés propios del pequeño subgenero que son las películas protagonizadas por Liam Neeson en la última década, pero la dirección y guión a cargo de Scott Frank es tan impecable que logra evitarlos, incluso con el personaje de un joven indigente llamdo T.J que ayuda a Scudder en el caso, que en el 90% da las veces estaría fuera de lugar y existiría solo por comic relief, pasa más allá de los convencionalismos y presenta una buena contraparte para el estóico protagonista.

No voy a entrar en spoilers, pero quiero resaltar una escena, a mi parecer la mejor de la cinta, en la que el dúo de secuestradores encuentra a su próxima víctima (una niña de 14). El momento es tan simple como verla pasear un perro frente a la infaltable van de violador que manejan los villanos, pero el uso de la música y la dirección es tan genial que recuerda de manera muy tétrica a Hitchcock mostrando a una de sus rubias deslumbrantes en todo su esplendor, solo que en vez de tratarse de Grace Kelly es una niña inocente siendo observada como carnada sexual, una mezcla genial de erotismo y suciedad.

Honestamente no sabía mucho más del film que lo que dije al comienzo antes de entrar a la sala, no conocía el trabajo previo del director (muy escaso, pero como guionista si tiene una larga trayectoria) ni reconocí a ninguno de los actores aparte de Neeson, ni siquiera era mi primera opción para ver hoy y precisamente por eso se trata de una sorpresa tan agradable. La acción es mínima y no hace falta más, pues la ambientación oscura y atmosférica te mantiene en suspenso constante, las actuaciones son muy sólidas (en especial la de la pareja de antagonistas, que no son olvidables malos que existen únicamente para que Matt Scudder los mate, son psicópatas capaces de hacerte sentir incómodo) nadie resulta unidimensional gracias a un fuerte guión, pero lo que en verdad me alegró es redescubrir el cine oscuro y semi noir en la actualidad. El cine como el que hacían William Friedkin o Sidney Lumet hace 40 años sigue vigente en las pantallas del 2014, los setenta son inmortales y por mi pueden recrearlos con mucha más frecuencia.

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