domingo, 31 de agosto de 2014

Las dos palabras más frecuentes en mi vocabulario reciente son "decadente" y "místico", producto de juntas y amistades. El punto es que estuve pensando en esas palabras y en cómo me agradaba que fuera recurrentes en mi léxico, supongo que me gusta la decadencia porque pienso de manera muy idealizada que eso es mi vida (un personaje más de Fellini, soy un Marcello cualquiera) la verdad es que no lo soy y lo tengo claro pero todos tenemos héroes y modelos, los mios son los decadentes pseudo-intelectuales que habitan la ficción (justo hoy me sentía identificado con Don Draper!!!) y me divierte pensar que eso es mi vida, una serie de situaciones superficiales y vacías donde solo yo estoy consciente de la trivialidad y me lo tripeo, qué maldito ego injustificado tengo, coño.
Lo de místico si es algo más positivo, últimamente he tenido varios "días místicos", no me pidan que explique que es eso, y creo que vivo para eso y para ellos, experiencias raras y sencillas que simplemente me hacen bastante feliz, y a ratos, en días así, estoy feliz. El resto del tiempo soy solo yo, y la verdad es que no hay decadencia excesiva, pero si hay misticismo y hay que salir a buscarlo porque vale bastante la pena, a veces duele y a veces es placentero, pero salud por eso

3 comentarios:

  1. Amigo Rosillón,
    Me hace mucha ilusión ser tu primer comentario, casi tanto como escucharlos a ti y al gordo coincidir en que algo es "demasiado místico"... Debido al indudable aporte humano que representa, apreciaría mucho una lista de cosas o experiencias que califiquen como místicas...

    Alégrome de esta iniciativa valiente y desde mi posición de luminaria y último paladín cultural de occidente te doy mi bendición.

    Tuyo,
    Mauricio.

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  2. me recordó a algo que leí hace par de dias de Historia de Cronopios y de Famas, donde un cronopio se auto clasificaba "ligeramente Super-vida, pero más por poesía que por verdad"

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